miércoles, 22 de octubre de 2008

Tan chico pero tan grande

Les dejamos el cuento del amigo Eduardo J. Quintana, "Tan chico pero tan grande", demostrándonos que la pasión no conoce de chicos o grandes...

- Viste como están las cosas ahora, con el tema de la violencia, los cambios de fecha, los partidos malos. La verdad no da ganas de ir a la cancha a morirse de calor un Sábado a la tarde y te lo digo yo que hace veinte....que digo veinte, treinta años que voy a ver a Excursionistas, con muchos más sinsabores que otra cosa, pero el verde tira. Vos no tenés ni idea lo que es ir a la cancha de Cláypole, Berazategui o viajar setenta kilómetros para ir hasta la cancha de Luján. Es toda una odisea, Cacho. Pero esta vez sí, la del Sábado en Colegiales fue la última...¡No voy más...!

Todo parecía indicar que esta simple charla de café era toda una despedida para el Beto, que como aquel que abandona su hogar o el que vende su auto después de haberlo dejado a pie, por calentura o por la razón misma de la sensatez, desencadenaría en una decisión sin retorno.

- ¿Sabés cuantas veces te escuché decir esto Beto? Añadía Julito.

- Esta vez es la definitiva, Julio, ya no hay vuelta atrás...Dije basta y es basta.

- Dale Betito, la verde y blanca te tira, ¿cómo vas a dejar de ir? Acotó Cacho

Es que la barra del Café conocía al Beto más que nadie y a sólo tres horas de un Excursio- Lamadrid en el Bajo, esa revelación parecía sin sentido.

- Lo que pasó el Sábado pasado en Colegiales no tiene nombre muchachos, la cana nos hizo una cama bárbara y casi cobramos para el campeonato.

- ¿Pero qué pasó....? Preguntó Julio ante la atenta mirada de Cacho.

- ¿Qué pasó....? ¡Qué se yo que pasó...! Yo fui a ver un partido de “fulbo” y terminamos todos en cana como delincuentes.

No parecía hablar en broma. La noche que estuvieron en cana el Beto y un par de amigos había hecho estragos en el corazón villero.

- Después me hablan del folcklore del “fulbo” y que ocho cuartos....Yo no voy más. ¡Te lo juro por Dios, mirá...!

- No Beto, no, no - interrumpiendo Cacho - no jurés por Dios, mirá si te arrepentís.

- Te lo juro por Dios, Cacho, no voy más...

Decisión tomada. Todo indicaba que nada lo iba a hacer cambiar de opinión, ni las gruesas y desubicadas gastadas de sus amigos.

- ¿Y también a quién se le ocurre ser de Excursionistas? Una puñalada de Cacho

- ¿Porqué no vas a ver a Racing los Domingos y te dejás de joder Beto? Le recomendó Julio.

En esos momentos Juancito, el abuelo futbolero del Beto, arrimó una silla a la mesa y viendo la cara de su nieto, se entrometió preguntando que pasaba.

- Nada Juan - contestó Cacho - su nieto no tiene mejor idea que ir a ver a Excursionistas, no a Morón o a Ferro que es de acá del barrio y juegan en el ascenso...A Excursionistas...

- ¿Y ustedes saben porqué mi nieto sigue a todos lados a Excursionistas....?¡Qué van a saber si ustedes son unos troncos del mate!

El viejo era una enciclopedia de vivencias y sin que raye pregunta alguna, se puso a enumerar ciertos factores que hacían a su familia, futbolera e hincha del Verde del Bajo Belgrano.

- ¡Qué van a saber ustedes, chambones! Repitió el abuelo.

Y empezó a desenfundar razones.

- ¿Ustedes saben quién es el Loco Hóuseman? Qué van a saber si son hijos del "fobal" por televisión. En la época que yo estaba en la Subcomisión de Fútbol y dirigía la Cuarta Especial, se jugaba a la pelota y Excursionistas era una gran familia. Me acuerdo de Tuya....¡Qué tipazo ese!...Era el papá de Guillermo Tuya un zaguero que después jugó en Excursio. Íbamos a tomar mate con el uruguayo Collado, el canchero. Era la época que la Comisión Directiva tenía tipos que trabajaban con seriedad, como Masciotra, Zelaya o el mismísimo Pedro Guerra......Don Pedro..... ¿Ustedes tienen idea de lo que les estoy hablando?

El silencio era sepulcral, nadie emitía opinión y la voz del abuelo Juan era palabra santa.

- Don Pedro, era un tipo sensacional que le daba de comer a más de uno con los Talleres Gráficos que tenía en la calle Rincón y Belgrano y aparte tenía cuña en la Fundación Evita, entonces conseguía siempre lo que uno le pedía, si hasta me salvó de una infección de pulmón y todo.

Se notaba gratitud en las palabras de Juan y respeto en el silencio de Cacho, Julio y el Beto.

- ¿Saben cómo jugaba Dotto? Que van a saber ustedes si son unos quesos, que van a ver ahora partidos con táctica, que 4-3-3; que 4-4-2; que 3-4-1-2...Parecen números de teléfono...Antes “el eléctrico” Latapié iba hasta el fondo le tiraba el centro al nueve que era Barta y Barta la mandaba a guardar.....¿O porqué se piensan que a Barta lo vendieron a Chacarita? Dotto hacía una gambeta, descargaba a Barta y este la metía con el “cayo” del pie derecho....Me acuerdo de Juan Carlos Soler...¡Por Dios que jugador! Si hasta jugó en el Santos de Brasil.

Solamente atinaban a mirarse sin esbozar una sonrisa. El único movimiento que realizaban era el de mirar el reloj y ver como pasaban los minutos de enseñanza y se acercaba la hora del almuerzo sabatino.

- Sin ir más lejos, ustedes que son jóvenes...¿No escucharon hablar de Carlos Ángel López? Ese no era un jugador de fútbol, era un poeta. La zurda más delicada que vi en mi vida. Cada pase, cada gambeta era como un cuadro de Miguel Ángel, una obra de arte y ni hablar si el tiro libre era cerca del área, del lado de la derecha, como para que patee un zurdo. Eso era música, Carlitos López era Gardel con la verdiblanca. Ustedes no saben la cantidad de goles que le hizo hacer a Jorge Sanabria, que después fue goleador de Huracán; en ese equipo donde el cinco era Masciotra y uno de los centrales era el rubio Troncoso.

Pocos tipos en el mundo parecerían saber más de Excursionistas que Don Juan, “el abuelo Juan”. Pocos tipos eran tan agradecidos al club que lo vio como jugador, entrenador y directivo.

- Esos eran directivos, no los de ahora que sólo quieren figurar para dedicarse a la política...¿Ustedes saben el respeto que se le tenía a un Pedro Guerra, al Doctor Bidoglio o a un José David? Eran unos monstruos.

Los elogios eran pocos para tan distinguidas personalidades del fútbol del ascenso, ese que vivían a pleno Don Juan y su nieto Beto.

- Bueno che, la charla está muy buena pero son las dos de la tarde y yo me tengo que ir a “morfar”. Dijo Julito, enfilando hacia la salida.

- Uyyyy, las dos de la tarde, mi "jermu" me va a matar, aseguró Cacho.

Y juntos Cacho, Beto y Julio salieron a la vereda, mientras Don Juan seguía explicándole al mozo sobre las gambetas de Dotto. Al llegar a la esquina se separaron, cada uno enfiló para su casa, cada uno menos Beto que cruzó a la vereda opuesta.

- Beto...¿No vas para tu casa? Preguntó Cacho.

- Esteeee.....no.....

- ¿Y adonde vas? Preguntó Julio presagiando el destino.

- Nooo...voy...paraaa.

Mientras el colectivo Quince llegaba a la parada y Beto aceleraba la marcha para subir.

- Pero Beto...lo juraste por Dios....Gritaba Cacho, como buen cristiano.

- Cacho, Julio...Dios me va a saber entender...

Y allí partió Beto, hacia el Bajo Belgrano, donde Excursionistas jugaba su partido con General Lamadrid.

Excursionistas...Tan chico pero tan grande.

http://www.eduardojquintana.com.ar

jueves, 11 de septiembre de 2008

Historias con la Redonda VI

Otra historia, ahora escrita por Ariel Schargorodsky, de 6to Medios C.


Desde chiquito mi papá me enseño a jugar a la pelota, el lo llamaba el esférico debido a su ascendencia española. Mi primer paso en esto del futbol fue cuando mi viejo me llevó a la cancha de River, más bien conocido como el Monumental. Ahí encontré un sentido a mi vida. A los 5 años mi viejo me lleva a la escuela de futbol de Deportivo Morón. Ahí aprendí a mover la pelota y a sacarle magia al balón. Si hay algo que te enseña el futbol es el juego en equipo, el no egoísmo.

Soy fanático de River, no puedo ir muy seguido a la cancha por un tema de tiempos y por lo económico. Mi ídolo: el Enzo (lástima que es uruguayo)

No hay que aclarar que Maradona es un Dios a pesar de su pobre y trágica vida (creada por él lamentablemente)

A eso de los 12 ya fui a probarme en las inferiores de Vélez Sarsfield por Liniers. Ahí quedé y empecé a entender que para lo que realmente servía era aquello. Todos los días nos juntábamos con un grupo de amigos de ahí en el Carrefour ubicado enfrente a la cancha (no del polideportivo, ubicado a 5 cuadras del estadio) en un Kiosco en el interior del Hipermercado. El kiosquero llamado Ricardo, apodado Ricky por todos nosotros me convenció de dejar el futbol. La verdad me abrió la cabeza, ya que me dijo que no muchos llegan a ser grandes.

Era chiquito, me convenció como a cualquier chico que le ofrecen un dulce y hacen cualquier pelotudez por este.

Me recomendó un secundario, ORT lo llamaban, me le cagué de risa en la cara, pensé que me jodía; ese nombre no puede ser un secundario prestigioso.

Lo fui a ver, quedaba en Almagro, barrio muy lejano al mío (Morón). Obviamente como a todos los primerizos me deslumbro su belleza.

Acá estoy, ahora me cambié de sede, en el barrio de Núñez. No me arrepiento, aunque a veces cuando agarró la pelota me agarra la melancolía.

Quiero ser periodista deportivo, pero de última me prendo en cualquiera.

martes, 8 de julio de 2008

Passarella, en un día por la paz.

Publicado en Clarín, 7 de julio de 2008.
EL ENTRENADOR PARTICIPÓ DE UN CAMPUS COMO EMBAJADOR DEL CENTRO SHIMON PERES

Passarella, en un día por la paz

Continuando con sus tareas, Daniel Passarella causó revuelo entre decenas de jóvenes y niños israelíes y palestinos al participar en la primera de la seis jornadas. Daniel Passarella ya está involucrado con sus nuevas funciones de Embajador de la Paz del Centro Shimon Peres.

Ayer, en Meir Shefiya, cerca de Haifa, al norte de Israel, el ex entrenador de la Selección argentina y hace menos de un año desvinculado de River, participó de un evento llamado "Football Village of Hope" (La Ciudad Futbolera de la Esperanza). Allí, estuvo rodeado de jóvenes y niños israelíes y palestinos, quienes participan de un campus de seis días junto al staff profesional de la Asociación de Fútbol de Irlanda.

El ex capitán de la Selección campeona en el Mundial de Argentina 1978 e integrante del plantel en la Copa del Mundo de México 1986, lució sonriente junto a los 60 chicos que participan de este emprendimiento cuyo altísimo objetivo humanitario es fomentar la paz entre palestinos e israelíes.

Passarella, quien recibió la convocatoria del primer ministro israelí y Premio Nobel de la Paz, Shimon Peres, es el primer hispanoparlante en recibir esta distinción.

La llegada de Passarella, el sábado, había generado una expectativa relevante. Al arribar al aeropuerto, el ex entrenador fue recibido por los integrantes de la filial de River en Israel. Había camisetas con la banda roja y cantitos propios de las tribunas del Monumental de Núñez: "Olé/olé/olé, Daniel, Daniel". En declaraciones al portal argentina.co.il, que nuclea a los argentinos en Israel, el ex técnico de Ri ver manifestó entonces sus sensaciones y su emoción: "La paz se puede obtener a través de este deporte porque une a todos y por ahí hasta hace apreciar a un buen jugador del equipo contrario a pesar de no ser hincha de ese equipo. Esta es una emoción muy grande porque solamente podía alcanzar a codearme con este nivel de personas por el fútbol. Y se da justamente en Israel en un lugar donde al conflicto está vigente".

miércoles, 25 de junio de 2008

25 de Junio de 1978 - 25 de Junio de 2008

25 millones de argentinos jugaremos el mundial........ decía en tono militar la marcha oficial y marcial del mundial '78. Argentina era un país encerrado de libertades, alegrías y ciudadanía.
La constitución había sido violada hace tiempo igual que la pelota.
Pasaron 30 años de un mundial de contradicciones, la alegría se manifestó espontánea en la calle, los dictadores levantaban sus dedos pulgares y aún hoy algunos gozan de libertades vergonzosas.
Fue un invierno de alegrías que todavía sangramos...... Hay mucho texto, muchas canciones y alguna película......

La mancha de Rolando canta

Arde La Ciudad
Tu equipo volvió a ganar,
te prendieron mil vengalas hoy
la banda grita tu nombre y ves
como la popular se va a caer,
pero tu estrella no esta mas
se la llevo la mañana.

Arde la ciudad,
llueve en tu mirada gris,
la gente festeja y vuelve a reír
pero este carnaval
hoy no te deja dormir
mires donde mires ella esta ahí.

Tu vida siempre fue así
te da y te quita por nada
y aunque estés solo, sin corazón
ahora tenes que seguir la función.
es una fiesta, algo de hoy
donde se junta la hinchada.

Arde la ciudad,
llueve en tu mirada gris,
la gente festeja y vuelve a reír
pero este carnaval
hoy no te deja dormir
mires donde mires ella esta ahí.

Es una fiesta, algo de hoy
donde se junta la hinchada.

Arde la ciudad,
llueve en tu mirada gris,
la gente festeja y vuelve a reír
pero este carnaval
hoy no te deja dormir
mires donde mires ella esta ahí.

Arde la ciudad,
llueve en tu mirada gris,
la gente festeja y vuelve a reír
pero este carnaval
hoy no te deja dormir
mires donde mires ella esta ahí.

No hace mucho también una película "Crónica de una Fuga" narraba el escape de un arquero de almagro de las garras crueles de la dictadura, en dicho film los sobrevivientes escapaban de sus torturadores en un descuido de estos mientras miraban el mundial '78.
Un mundial, una gesta, una lágrima, un desaparecido, una pelota con sangre, el 6 a 0 a Perú, las goleadas de Fillol y Kempes. Un tiempo sin retorno y la primera copa del mundo.
Solo los jugadores y la gente......... Y no la marcha sino la música instrumental de '78.
Borges decía la gloria está con el que no muere, murieron demasiados, la censura perjudicó la celeste y blanca y más de 30 años de dictadura encadenaron la gloria de 11 que salieron a jugar por el escudo de trigos.

viernes, 15 de febrero de 2008

Fútbol, Pasión de literatos

Por Sandra Bianchi, tomado de Revista Soles - Nº 88, Junio de 2002.

Van y vienen los trajes de colores
ahora da uno una patada épica,
algo vuela hacia el sol, y no se sabe
si es pelota o si es la misma tierra.

Fútbol. Baldomero Fernández Moreno.


Algunas manifestación culturales tales como las historietas, las telenovelas o el fútbol, entre otras, han sido marginales por su carácter masivo y popular. A partir del auge de los estudios semióticos, esos mismos rasgos las revalorizaron y hasta las pusieron de moda como objeto de análisis y desde los ámbitos intelectuales se les devolvió el lugar, que ya tenían bien ganado en la sociedad.

De todas maneras, la cultura erudita que parece siempre proyectar una polarización entre lo alto y lo bajo, en términos culturales, colocó como opuestos a la literatura y al fútbol.

Jorge Luis Borges, uno de nuestros iconos literarios, lo aborrecía —como corresponde con su imaginario— “... es feo estéticamente. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos ...” , así lo recuerda Rodrigo Fresán en su cuento Final cuyo narrador confiesa que tampoco le atrae ese deporte, “...si bien podía apreciar la belleza sobrenatural del segundo gol de Maradona contra Inglaterra “.

Pero para celebración y rescate de nuestro deporte nacional, se han publicado en estos últimos años variadas antologías (1) que consagran la pasión futbolera de conocidos escritores argentinos y latinoamericanos donde otros rasgos, el carácter narrativo y lúdico que ambos poseen, reconcilian a estos polos que permanecían tan alejados. Algo así querrá expresar Alejandro Dolina en Apuntes del fútbol en Flores cuando afirma que “en un partido de fútbol caben infinidad de novelescos episodios”.

Los relatos locales contienen nombres, datos y referentes reales, algunos más evidentes que otros, según la competencia del lector quien encontrará cierto placer en su reconocimiento. Es la historia del fútbol argentino diseminada a través de las ficciones.

Una semblanza del actual D.T. de la selección, aparece en El visitante de Elvio Gandolfo: ”Era una semifinal y el loco Bielsa, como hacía siempre, gritaba desde el costado de la cancha (...) hasta que como pasaba casi siempre, el réferi lo echó, ordenó que el loco se fuera de la cancha y se dejara de gritar. Y el Profeta obedeció aparentemente y se fue al túnel, pero no bien había desaparecido cuando sólo su cabeza se asomó por la línea horizontal de entrada y allí, como un dibujo animado, haciendo un esfuerzo por no agitar los brazos y hacerse demasiado notorio, siguió gritando, marcando y ordenando“.

Pero además de los jugadores, otros protagonistas de un partido reciben su homenaje. El grito triunfal, tan esperado en El hincha de Mempo Giardinelli: ”Gooooooooool de Vélesárfiiiiiillllll! La voz de Fioravanti estiraba las vocales en el aparato y Amaro, llorando, sintió que jamás nadie había interpretado tan maravillosamente la emoción de un gol. Vélez se clasificaba por fin, campeón nacional de fútbol, tras cumplir una campaña significativa (...) Pocos segundos después de ese cuarto gol, cuando Fioravanti anunció la finalización del partido, Amaro estaba de pié lanzando trompadas al aire, dando saltitos y emitiendo discretos alaridos dió la tan jurada vuelta olímpica alrededor de la mesa”.

El hincha también es tema de otros tantos narradores. Roberto Arlt en una de sus Aguafuertes lo define como un admirador gratuito, desinteresado porque “no necesita conocer a su admirado para discutir sobre él y armar peloteras de café. (...) Tan necesario es que los hinchas de un mismo sujeto se asocien para defenderse de las pateaduras de otros hinchas, que dicha necesidad originó las que llamamos barras y que son como escuadrones rufianosos, brigadas bandoleras, quintos malandrinos, barras que, como expediciones punitivas siembran el terror en los stadiums, con la artillería de sus botellas y las incesantes bombas de sus naranjazos”.

Una definición más científica y determinista es la de Florencio Escardó en El hinchismo y el hincha: “el porteño no odia a nadie ni a nada: acepta o rechaza. Su capacidad de pasión, siempre determinada por factores sentimentales, es positiva, casi nunca negativa. Su aprobación sentimental es el hichismo, una adhesión de tipo místico, sin análisis y sin discriminaciones con entrega total de la personalidad, del afán y del sentimiento. El hinchismo por los clubes deportivos – que con tan poca simpatía han mirado los analizadores de la porteñidad – no es más que una manifestación ruidosa y ostensible del hinchismo que tipifica la manera de ser de todo porteño. El hincha es un estado psicológico de la hora actual”.

El contrapunto obligado del fanático es El árbitro, de quien no se olvidó Eduardo Galeano en ese cuento, a la vez que señala la folklórica y conflictiva relación: ”el árbitro es arbitrario por definición. Este es el abominable tirano que ejerce su dictadura sin oposición posible y el ampuloso verdugo que ejecuta su poder absoluto con gestos de ópera. Silbato en boca, el árbitro sopla los vientos de la fatalidad del destino y otorga o anula los golpes. Tarjeta en mano, alza los colores de la condenación: el amarillo que castiga al pecador y lo obliga al arrepentimiento, y el rojo que lo obliga al exilio (...) A veces, raras veces, esa decisión del árbitro coincide con la voluntad del hincha, pero ni así consigue probar su inocencia. Los derrotados pierden por él y los victoriosos ganan a pesar de él. Coartada de todos los errores, explicación de todas las desgracias, los hinchas tendrían que inventarlo si él no existiera. Cuanto más lo odian, más lo necesitan”.

Como en un cuadro de costumbres aparece en las narraciones, un viejo Buenos Aires con la vivencia del fútbol en los barrios. La música de los domingos de Liliana Heker deja escuchar “voces de chicos; decían pasámela a mí, decían dale, morfón. Tres muchachos sentados en el umbral de un portón, empezaron a cantar: Tenemos un arquero/ que es una maravilla/ ataja los penales/ sentado en una silla / si la silla se rompe/ le damos chocolate/ arriba Boca Junior/ abajo River Plate”. El grito de los chicos del otro lado de la tapia se hizo más intenso (...) las voces de las radios se hicieron más altas, más numerosas, decían se anticipa el Negro Palma, decían avanza Francéscoli, decían cabezazo de Gorosito (...) Goool!, gritaron los muchachos del portón, y algo del grito quedó como suspendido en el aire (...) iba tramándose como una red y daba la impresión de unirnos en la amigable tarde del domingo”.

No obstante, la rivalidad es el motor de estos encuentros que en muchas ocasiones reciben el calificativo de épicos, por épica, palabra de origen griego que significa hecho, hazaña. El tema central de ese género dominante durante la Edad Media es la guerra, relacionada con la construcción de la nacionalidad. En el héroe épico se reconoce la comunidad que busca constituirse como nación. Desde esta perspectiva, el paralelismo resulta obvio y es fácil comprender porqué los mundiales concitan tanto interés. Aún en los más indiferentes funciona la idea de que cada individuo se reconoce en ciertos valores simbólicos, en la pertenencia a un grupo y en la idealización de un modelo “heroico”. Con su particular estilo, Martínez Estrada analiza la concentración pulsional que se configura en una cancha, “en la pasión que hierve en los estadios de fútbol, están en combustión todas las fuerzas íntegras de la personalidad: religión, nacionalidad, sangre, enconos, política, represalias, anhelos de éxito frustrados, amores, odios y todo en los límites del delirio, en fundida masa ardiente. Los jugadores van liberando, exacerbando, sofocando esos líquidos ígneos como si maniobraran en cauces con diques y fosos en que ese raudal toma forma. (...) La insignia adquiere la importancia de un lábaro; la lucha es del carácter religioso de las cruzadas, (...) las figuras más destacadas o el team entero cobra los valores de ícono: cuando atemperados los ardores de la pasión encendida, la idolatría se contiene en los límites del fervor y la devoción”.

Hasta las mujeres, marginadas o aisladas por propia voluntad de este circuito viril, nos apropiamos del mundial, de la misma manera que el personaje de “El mundo es de los inocentes” de Luisa Valenzuela, aunque, haya que “...preguntar sin ser pesada (...) por qué se decreta un penal, cuantos jugadores tiene que haber en el área chica para que valga el gol. Esos misterios”. Y si la copa “está legítimamente en manos argentinas (...) hasta yo me contagio del entusiasmo y eso que desconfío de las pasiones deportivas, que como ya sabemos nos distraen de las otras ...” Será porque, tal como dice la narradora , “...es sabido que al argentino más que la realidad lo mueve la expresión de deseo, la ilusión de un triunfo por remoto que parezca. Todos somos campeones, de alguna manera, de alguna contienda, de alguna apuesta, en algún rincón de nuestra almita (la misma del orsai)“.


(1) Los cuentos que se mencionan pertenecen a las siguientes antologías:
Hinchas y Goles. El fútbol como personaje. Prólogo de Poli Delano. Ed. Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Cuentos de fútbol argentino. Selección y prólogo de Roberto Fontanarrosa. Ed Alfaguara.
Cuentos de fútbol. Selección y prólogo de Jorge Valdano. Ed. Alfaguara

Fútbol y política... el caso Lucarelli.

Cristiano Lucarelli nació el 4 de octubre de 1975 en un barrio marítimo conocido como Shanghai. Hijo de un estibador portuario militante del Partido Comunista y del sindicato, desde niño estuvo rodeado de banderas rojas, por el PCI, y granas, por el Livorno, daba cuenta una nota publicada hace tres años por el diario El País, de España.

Allí mismo había surgido, en 1921, el famoso Partido. La tradición se difundió de generación en generación y eso explica por qué muchos hinchas del modesto club de la ciudad se identifican con el comunismo. Tal es así que la BAL (Brigate Autonome Livornesi), grupo de jerarquía en la estructura del Livorno, es acusada por parcialidades rivales de politizar exageradamente el fútbol.

La BAL se gestó en 1999 y por eso Lucarelli lució en la espalda, durante su paso por el club, el número 99. Con ella marcó 92 tantos en 146 partidos.

En Italia quizá se viva como en ningún otro país del mundo esta tendencia de asociar banderas futboleras con políticas, llenas de consignas y simbologías. Se ve reflejado en su máxima expresión durante los encuentros entre el Livorno y la Lazio, sindicados de representar a la izquierda y a la derecha italiana, respectivamente.

En las tribunas flamean banderas con la hoz y el martillo y otras con la cara de Mussolini. Cada equipo, encima, tenía hasta hace dos meses un referente dentro de la cancha bien reconocible: por un lado Lucarelli (que partió a Ucrania en julio pasado), y por el otro a Paolo Di Canio. El segundo protagonizó varios escándalos e incluso llegó a ser penalizado por realizar el saludo fascista durante la celebración de una conquista.

Dicho "clásico" es posible gracias a ese ansiado e histórico ascenso del Livorno, tras el cual Lucarelli se metió en uno de los grandes líos de su carrera. En la primera temporada del equipo en el Calcio, y a la vista de los malos resultados que cosechaba, con fallos polémicos de los árbitros, se animó a denunciar que en realidad el Poder quería al Livorno en la Serie B por culpa de la ideología comunista de su hinchada.

Y agregó que los descensos de Módena, Empoli, Perugia y Ancona, equipos también identificados con la izquierda, no se habían producido por casualidad. ¿El resultado? Tanto el jugador como el club recibieron una dura sanción económica.

Lucarelli ama al Livorno y Livorno ama a Lucarelli. La partida del futbolista hacia otros horizontes supuso para muchos la ruptura de esa alianza que parecía inquebrantable. Fiel a sus ideas y al corazón de sus hinchas, el protagonista de esta historia le puso fin a los recelos al cumplir con su prometido: invertir la mitad de su sueldo anual de cuatro millones de euros en un diario local de la ciudad portuaria de la Toscana para la creación de nuevos empleos, informó la agencia DPA.

Ese es el hombre de los más de 150 goles en el Calcio. El que también –previamente- supo defender los colores del Perugia, Cosenza, Padova, Atalanta, Valencia, Leche y Torino. Lucarelli tiene en su haber apenas el título de la Copa del Rey obtenido en 1999 con el Valencia, donde ni siquiera dejó memorias imborrables. De todos modos, hay quienes afirman que jamás un futbolista podrá cosechar tanta dignidad.

martes, 5 de febrero de 2008

Futbol y Nazismo

Visto en el blog "Los Especialistas", del Diario La Nación

Publicado: HOY 09:11 en Weblog Los Especialistas

La historia más tremenda está contada en el libro "Dinamo: Defendiendo el honor de Kiev", del inglés Andy Dougan. El Dinamo de Kiev, el equipo más popular de Ucrania, había desaparecido desde la ocupación nazi. En 1942, muchos de sus jugadores, que habían sobrevivido como prisioneros de guerra, deambulaban por Kiev con hambre, frío y sin trabajo.


Josif Kordik, dueño de una panadería y favorecido en la ciudad por su origen alemán, ve al gigante arquero Nikolai Trusevich, le da trabajo en su panadería y le dice que busque a sus viejos compañeros. Nace así el equipo FC Start. El nuevo campeonato ucraniano tiene seis escuadras, cuatro que representaban al Eje y uno a colaboracionistas locales. El sexto, FC Start, aplasta a todos sus rivales, se corona campeón invicto y se convierte en el equipo de la resistencia. Para el 9 de agosto de 1942 se fija la revancha contra Flakelf, el equipo de la Luftwaffe. La historia lo denominó "El Partido de la Muerte".


FC Start debía obedecer y perder. Lo ordenaron emisarios que bajaron al vestuario antes del partido y en el entretiempo. Pero primero, en lugar de gritar "Heil Hitler" con el brazo erguido, sus jugadores llevaron los brazos al pecho y gritaron "FitzcultHura", un slogan soviético con vivas a la cultura física. FC Start ganó 5-3, no obstante el árbitro, que toleró toda clase de agresiones del equipo nazi. Sobre el final, el defensor Ivan Klimenko eludió a rivales y, sólo frente al arco, se dio vuelta y pateó hacia el centro del campo. Humillación total. Caído Hitler, Ucrania, otra vez dominada por la URSS y las cacerías de Stalin, se apropió a su modo de ese partido histórico. Y contó su historia oficial, según la cual los jugadores de FC Start, aún con sus uniformes de futbolistas, fueron fusilados por los nazis apenas terminó el juego.


El mito se mantuvo. Posteriores relatos lo agigantaron aún más. Hasta que cayó la URSS. Fue el delantero Makar Goncharenko quien contó a Dougan que los jugadores no fueron fusilados cuando terminó ese partido. Es más, jugaron otro y golearon 8-0 al Rukh. Y luego sí comenzó la cacería. Nikolai Korotkykh fue el primero que murió bajo tortura. Los otros diez jugadores fueron enviados al campo de concentración de Siretz. El goleador Ivan Kuzmenko fue ejecutado como represalia por un ataque de partisanos. Lo siguieron Klimenko (el que se negó a marcar el gol) y el arquero Trusevich, que no era justamente el Sylvestre Stallone de Escape a la Victoria, el filme de John Houston sobre los prisioneros que escaparon de un campo nazi gracias a un partido de fútbol. Goncharenko y sus compañeros Tyutchev y Sviridovsky, sobrevivieron porque lograron escapar del horror. La historia que Goncharenko contó a Dougan antes de morir es aún más horrorosa. Ya con Stalin, los sobrevivientes fueron acusados de colaboracionismo por haber jugado fútbol con el enemigo en la Kiev ocupada.


No fueron ejecutados a cambio de silencio absoluto. La historia de heroísmo de FC Start no era del gusto estalinista: los jugadores habían "confraternizado" con el enemigo, su gesto fue una decisión "individual" y, ante todo, eran ucranianos. Un libro en Ucrania (The Final Duel) reflotó los hechos en 1959, pero con la versión de la ejecución inmediata, apenas terminado el juego. Cayó la URSS y Dougan reescribió la historia.


El caso de FC Start tiene su valor ahora que se cumplieron 75 años de la subida de Hitler al poder. Aquí mismo contamos hace un tiempo la historia de Matthias Sindelar, goleador austríaco elevado a mito porque porque murió de modo misterioso luego de marcarle dos goles a Alemania y de negarse a jugar en la selección anexada. El libro Los Soldados de Hitler (de Gerhard Fischer y Ulrich Lindner) rompió en 1999 medio siglo de silencio del fútbol alemán y su actuación en tiempos de Hitler. Contó, entre otras, la historia de Julian Hirsch, héroe nacional antes de la subida del nazismo y luego uno de los trescientos futbolistas judíos desaparecidos en los años del horror. Igual que Absjorn Halvorsen, gran jugador, que murió en el campo de concentración de Alsacia, donde fue custodiado por su ex compañero del Hamburgo, Otto Harder, oficial de las SS. Halvorsen, de origen judío, cometió otro pecado. Fue DT de la selección de Noruega que ganó 2-0 a Alemania en semifinales de los Juegos Olímpicos de Berlín 36. Fue el único partido que Hitler vio en la cancha. Pero -según escribió Joseph Goebbels, su ministro de Propaganda- el Fuhrer no toleró el segundo gol noruego y abandonó el Estadio Olímpico seis minutos antes de que finalizara el juego. Aquellos Juegos de 1936, que el Comité Olímpico Internacional (COI) permitió en la Berlín nazi, marcan una de las páginas más vergonzosas en la historia del deporte. El COI se defendió invocando los triunfos de Jesse Owens, el fabuloso atleta negro nieto de esclavos y que a los 7 años de edad debía trabajar en las plantas de algodón y al que sancionó luego por tacharlo de ?profesional?. Owens no fue una víctima del nazismo. Pero también él fue discriminado.


Volviendo al fútbol, la Federación inglesa, por orden de su gobierno, obligó a su selección a jugar un amistoso contra Alemania en 1935 en White Hart Lane, estadio del Tottenham Hostpur, club vinculado con la comunidad judía, lo que desató fuertes protestas. La revancha se jugó el 14 de mayo de 1938 en el Estadio Olímpico de Berlín y los jugadores ingleses fueron obligados por su gobierno a realizar el saludo nazi. Al capitán Eddie Hapgood le faltó el coraje que le sobró a los jugadores de FC Start. La Federación Alemana (DFB), acaso prevenida de que el aniversario de los 60 años de la caída de Hitler provocaría informes comprometedores, publicó en 2001 su propia investigación. El libro, de 473 páginas, se llamó "El fútbol bajo la esvástica ? La DFB entre el deporte, la política y el comercio" y fue escrito por el historiador Nils Haveman. "El resultado del estudio era que los trapos sucios del fútbol no eran más que en el resto de la sociedad alemana, es decir, incontables", me cuenta el colega Javier Cáceres, que vivió muchos años en Berlín. Los clubes Hamburgo, Dortmund, St Pauli y Hertha, entre otros, también publicaron sus propias investigaciones internas sobre su actitud durante el nazismo. Lo hicieron sesenta años después. Pero lo hicieron.


Aun así, cuando ya no hay chances de desconocer el horror, la discriminación convive en los estadios deportivos y llega inclusive a la Fórmula 1, según lo muestran los insultos que sufrió este fin de semana el piloto inglés Lewis Hamilton en Barcelona, lanzados por españoles fanáticos de Fernando Alonso. En el fútbol, donde cada tanto algunos tontos o ignorantes exhiben esvásticas, eso es una costumbre. Si hasta en un programa de fútbol reciente, en un importante canal de cable local, un periodista lanzó como si nada una "reflexión" de fuerte tono antisemita. A ese periodista, como a muchos otros que se burlan de la historia, podría pasarle lo que le ocurrió al jugador Mario Basler cuando la DFB envió a la selección alemana a jugar a Israel. El plantel fue a visitar Yad Vashem, monumento-memoria del Holocausto. Y Basler preguntó a Bertie Vogts, por entonces DT del equipo:


"Míster, ¿esto ocurrió de veras?".


Autor: Ezequiel Fernández Moores

domingo, 6 de enero de 2008

La pelota literaria - LANACION.com

La pelota literaria | LANACION.com: "Cada vez hay más cuentos y novelas sobre la actividad, y las editoriales ven un mercado redituable; la sensación es que el deporte más popular del país, tantas veces criticado por los sectores ilustrados, logró liberarse de los prejuicios y ahora también está de moda en el mundo de los intelectuales".(...)

"Hasta mediados del siglo pasado, prácticamente no había títulos futboleros. Apenas se pueden nombrar al cuento Puntero izquierdo, de Mario Benedetti ("Para mí, fue la obra fundacional de la literatura futbolera", destaca el periodista Alejandro Apo) o Suicidio en la cancha, de Horacio Quiroga. Con los textos de Fontanarrosa, cuya muerte el año último ha enaltecido a este tipo de literatura, y la aparición de la antología del poeta Roberto Santoro, Literatura de la pelota , que hace muy poco se reeditó, el fenómeno empezó a crecer, y hoy al recorrer alguna librería de la Argentina uno puede encontrar escritos sobre el tema del uruguayo Eduardo Galeano o del mexicano Juan Villoro, y también hay lugar para el libro de cuentos sobre la pelota de Larry de Clay, uno de los humoristas del programa de televisión Showmatch . En el medio, aparecen textos de periodistas deportivos, cuentistas contemporáneos como Eduardo Sacheri y biografías de deportes. Desde Diego Maradona hasta Marcos Di Palma."

Ver nota completa.

jueves, 13 de diciembre de 2007

domingo, 25 de noviembre de 2007

Apuntes de fútbol en Flores

Por Alejandro Dolina


En un partido de fútbol caben infinidad de novelescos episodios. Allí reconocemos la fuerza, la velocidad y la destreza del deportista. Pero también el engaño astuto del que amaga una conducta para decidirse por otra. Las sutiles intrigas que preceden al contragolpe. La nobleza y el coraje del que cincha sin renuncios.

La lealtad del que socorre a un compañero en dificultades. La traición del que lo abandona. La avaricia de los que no sueltan la pelota. Y en cada jugada, la hidalguía, la soberbia, la inteligencia, la cobardía, la estupidez, la injusticia, la suerte, la burla, la risa o el llanto.

Los Hombres Sensibles pensaban que el fútbol era el juego perfecto, y respetaban a los cracks tanto como a los artistas o a los héroes.

Se asegura que los muchachos del Ángel Gris tenían un equipo. La opinión general suele identificarlo con el legendario Empalme San Vicente, conocido también como el Cuadro de las Mil derrotas.






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Locución por Alejandro Apo - Apunte del Futbol en Flores


Instrucciones para elegir en un picado

Por Alejandro Dolina


Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo se disponen para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quiénes integrarán los dos bandos.

Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige alternativamente a sus futuros compañeros. Se supone que los más diestros son elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos. Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances.

El hombre que está esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida. Sabrá de un modo brutal y exacto en qué medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el grupo.

A lo largo de los años, muchos futbolistas advertirán su decadencia, conforme su elección sea cada vez más demorada. Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector observó que las decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber qué sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían ciertas cualidades. Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía a los que estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran tan capaces.

El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán.

Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables.



(extraído del libro "Crónicas del ángel gris")

sábado, 3 de noviembre de 2007

40 años...

Con el debido respeto, tengo la necesidad de recordarles que han pasado 40 años desde que el futbol argentino, a nivel de clubes, empezó a escribirse con letra grande, gracias a la Copa Intercontinental obtenida por Racing Club en el año 1967 ante el Celtic de Glasgow, con un inolvidable gol de Juan Carlos "El Chango" Cárdenas.



Sí, es cierto que el tiempo pasó y nada volvió a ser lo mismo para el primer campeón del mundo argentino... pero ¿Quién te quita lo bailado?

A 40 años, un homenaje a ese gran equipo que, a diferencia de lo que pasa hoy en día, todos los hinchas del futbol recordaban de memoria: Cejas; Díaz y Perfumo; Mori, Martín y Basile; Maschio, Martinoli, Cárdenas, Rodriguez y Rulli.

Para una nota completa sobre el tema, hacer click aquí.

martes, 16 de octubre de 2007

Historias con la redonda V

El siguiente relato pertenece a Gilda Carballeira Gibson, de 6 año de la orientación TIC...

¿Que Haría El Día Que Se Muera River?" preguntaron por ahi..

El día que se muera, el día que se muera River, muero yo con él.

Porque me dio tanto que no tendría sentido seguir existiendo para saber que puedo no tenerlo.

Lo más lindo de la vida me lo dio River

Cuando todavía no había molinetes y tenia que mostrar el carnet para entrar al club,
cuando dejé de mostrar el carnet porque ya me conocían, hace de eso como nueve años...
Cuando ni el museo ni el estacionamiento eran proyectos a realizar, y estaba el porton grande, abierto, y siempre veía llegar el camion de MACO.
Cuando los entrenamientos de volley eran EL parto, y descubrí el handball.
Cuando nos mandaron a entrenar a IMOS, y segui yendo porque defender la banda era la gloria.
Cuando corríamos mil vueltas a la cancha y que siempre hubiera tiempo para..."una másss".
Cuando en el 94 te vi por primera vez en la cancha, de la mano de mi viejo. Belgrano Baja (L).
FUE AMOR A PRIMERA VISTA.
Cuando me quedo afonica en la cancha abajo de una lluvia de m****a con 5 grados y en remera.
El recuerdo de LOS cumpleaños en los quinchos.
Pedirle a pa'lito una foto conmigo.
Llorar la primera vez que me esguincé en un training, porque me perdía mi primera titularidad.
Extrañar cuando el club estaba lleno de arboles.
Pasar veranos de pileta, y encontrarme un martes con Natii al Beto en el playón y abrazarlo con todas mis fuerzas.
Conocer a mis mejores amigas en CARP.
Y quedarnos hasta la alta madrugada en el club hablando de la vida sin que nos echaran.
Conocer a mi primer novio.
Porque más de una vez me hizo llorar de alegría.
Porque lo amo con locura...
...Cuando no me alcanzan las palabras para explicar por que lo amo con locura.
Cuando aún en las malas te amo como a nada y más que nunca.
Cuando lo veo entrar al verde césped, y me pone la piel de gallina.
El dia que mi hermano me llevo a la popular por primera vez, a ver un superclásico y lloré.
El día qe te volviste MI enfermedad
Y me acuerdo y no puedo aguantar la hora de volverte a ver.
Cuando un resultado adverso me hace quererte más y más, alentarte mucho más.

..Como no te voy a dar mi vida, si RIVER, vos sos mi vida.

domingo, 14 de octubre de 2007

El futbol es también poesía

Por qué no dedicarle unas palabras al fútbol...

¿Cómo vas a saber lo que es el amor?
Si nunca te hiciste hincha de un club
¿Cómo vas a saber lo que es el dolor?
Si jamás un zaguero te rompió la tibia y el peroné
y estuviste en una barrera y la pelota te pegó justo ahí…

¿Cómo vas a saber lo que es el placer?
Si nunca diste una vuelta olímpica de visitante
¿Cómo vas a saber lo que es el cariño?
Si nunca la acariciaste de chanfle
entrándole con el revés del pie
para dejarla jadeando bajo la red

¡¡Escúchame!!,
¿Cómo vas a saber lo que es la solidaridad?
Si jamás saliste a dar la cara
por un compañero golpeado desde atrás

¿Cómo vas a saber lo que es la poesía?
Si jamás tiraste una gambeta
¿Cómo vas a saber lo que es la humillación?
Si jamás te metieron un caño

¿Cómo vas a saber lo que es la amistad?
Si nunca devolviste una pared
¿Cómo vas a saber lo que es el pánico?
Si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe

¿Cómo vas a saber lo que es morir un poco?
Si jamás fuiste a buscar la pelota dentro del arco

¡Decime viejo!
¿Cómo vas a saber lo que es la soledad?
Si jamás te paraste bajo los tres palos,
a doce pasos de uno que te quería fusilar
y terminar con tus esperanzas

¿Cómo vas a saber lo que es el barro?
Si nunca te tiraste a los pies de nadie
Para mandar una pelota sobre un lateral

¿Cómo vas a saber lo que es el egoísmo?
Si nunca hiciste una de más
cuando tenias que dársela,
al nueve que estaba solo

¿Cómo vas a saber lo que es el arte?
Si nunca, pero nunca inventaste una rabona
¿Cómo vas a saber lo que es la música?
Si jamás cantaste desde la popular

¿Cómo vas a saber lo que es la injusticia?
Si nunca te saco tarjeta roja, un referí localista
Decime, ¿Cómo vas a saber lo que es el insomnio?
Si jamás te fuiste al descenso

¿Cómo, cómo vas a saber lo que es el odio?
Si nunca hiciste un gol en contra
¿Cómo, pero cómo vas a saber lo que es llorar?
Si llorar, si jamás perdiste una final de un mundial
sobre la hora con un penal dudoso

¿Cómo vas a saber querido amigo?
¿Cómo vas a saber lo que es la vida?
Si nunca, jamás jugaste al fútbol.

Quique Wolff - Ex jugador de fútbol argentino

Elegía al guardameta

Tu grillo, por tus labios promotores,
de plata compostura,
árbitro, domador de jugadores,
director de bravura,
¿no silbará la muerte por ventura?

En el alpiste verde de sosiego,
de tiza galonado,
para siempre quedó fuera del juego
sampedro, el apostado
en su puerta de cáñamo añudado.

Goles para enredar en sí, derrotas,
¿no la mundial moscarda?
que zumba por la punta de las botas,
ante su red aguarda
la portería aún, araña parda.

Entre las trabas que tendió la meta
de una esquina a otra esquina
por su sexo el balón, a su bragueta
asomado, se arruina,
su redondez airosamente orina.

Delación de las faltas, mensajeras
de colores, plurales,
amparador del aire en vivos cueros,
en tu campo, imparciales
agitaron de córner las señales.

Ante tu puerta se formó un tumulto
de breves pantalones
donde bailan los príapos su bulto
sin otros eslabones
que los de sus esclavas relaciones.

Combinada la brisa en su envoltura
bien, y mejor chutada,
la esfera terrenal de su figura
¡cómo! fue interceptada
por lo pez y fugaz de tu estirada.

Te sorprendió el fotógrafo el momento
más bello de tu historia
deportiva, tumbándote en el viento
para evitar victoria,
y un ventalle de palmas te aireó gloria.

Y te quedaste en la fotografía,
a un metro del alpiste,
con tu vida mejor en vilo, en vía
ya de tu muerte triste,
sin coger el balón que ya cogiste.

Fue un plongeón mortal. Con ¡cuánto! tino
y efecto, tu cabeza
dio al poste. Como un sexo femenino,
abrió la ligereza
del golpe una granada de tristeza.

Aplaudieron tu fin por tu jugada.
Tu gorra, sin visera,
de tu manida testa fue lanzada,
como oreja tercera,
al área que a tus pasos fue frontera.

Te arrancaron, cogido por la punta,
el cabello del guante,
si inofensiva garra, ya difunta,
zarpa que a lo elegante
corroboraba tu actitud rampante.

¡Ay fiera!, en tu jaulón medio de lino,
se eliminó tu vida.
Nunca más, eficaz como un camino,
harás una salida
interrumpiendo el baile apolonida.

Inflamado en amor por los balones,
sin mano que lo imante,
no implicarás su viento a tus riñones,
como un seno ambulante
escapado a los senos de tu amante.

Ya no pones obstáculos de mano
al ímpetu, a la bota
en los que el gol avanza. Pide en vano,
tu equipo en la derrota,
tus bien brincados saques de pelota.

A los penaltys que tan bien parabas
acechando tu acierto,
nadie más que la red le pone trabas,
porque nadie ha cubierto
el sitio, vivo, que has dejado, muerto.

El marcador, al número al contrario,
le acumula en la frente
su sangre negra. Y ve el extraordinario,
el sampedro suplente,
vacío que dejó tu estilo ausente.

Miguel Hernández

sábado, 13 de octubre de 2007

Libro "Y el fútbol contó un cuento"

En el reciente libro de Alejandro Apo, el periodista/locutor plasma en este libro algo de lo que viene haciendo en sus programas de radio mediante una verdadera selección de cuentos de futbol. Entre varios escritores presentes, en esta antología futbolera, se resaltan la presencia de Mario Benedetti, Roberto Fontanarrosa, Eduardo Sacheri, Alejandro Dolina y Jorge Valdano. Además de "seleccionador", Apo es autor del prólogo de esta obra. Sin duda, un libro a tener en cuenta para los amantes de este genero.

- Bonus track recomendado:
# Audio "19 de diciembre de 1971" de Roberto Fontanarrosa (por Alejandro Apo)

viernes, 12 de octubre de 2007

Inauguracion de la Biblioteca de Fútbol

El día 29 de septiembre pasado inauguramos, con la presencia de Alejandro Apo, una sección de la Biblioteca de Fútbol. Les dejamos una foto y el link con la nota completa.



Para la nota completa, hacer click aquí.

Y, de paso, les dejamos el cuento Me van a tener que disculpar, de Eduardo Sacheri, relatada por Alejandro Apo...



Para la próxima, los videos de la charla que Apo nos regaló en la escuela.

lunes, 8 de octubre de 2007

Historias con la Redonda IV

Otra historia más. Esta vez, nos la regala Marco Romano, de 4º año Gestión-TIC.

La pelota me eligió a mí.

Estaba de vacaciones en Mar del Plata. Era el año 2000, y a mi papá se le ocurrió que fuéramos a ver el partido que jugaban River y Boca en el Estadio José María Minella. Aunque yo era bastante chico, recuerdo con claridad lo que pasó esa noche…

Era la mitad del partido. Hasta ese entonces, me había parecido un embole: iba 0 a 0, no se presentaban ocasiones de gol, y yo hubiera preferido estar en otro lado. De repente, no se muy bien cómo, pero así lo recuerdo, Pablo Aimar le pegó bruscamente a la pelota, de forma desastrosa, que la mandó por encima del alambrado… pero la pelota no se detenía.

Me acuerdo como si fuera hoy que, finalmente, la pelota le pegó a una nena que estaba delante de mí, y, después de rebotar, terminó en mis manos.

Yo no lo podía creer: esta pelota, que Pablito Aimar había pateado, estaba ahora en mis manos. Sentí que el estadio había quedado congelado por unos instantes, mirando que es lo que yo hacía con ese balón que me cayó en las manos.

Recuerdo que un viejo me gritó: “¡Quedatela, pibe!”… pero yo la devolví. Y siguió el partido. No importa como termino. Lo importante es que la pelota me eligió a mí.

Historias con la Redonda III

Otro relato para todos... otro sentimiento, disfrazado de número cinco, expresado... esta es la historia que nos deja Kevin Lubieniecki, de 4º año Gestión Administrativa.

Sonar con jugar

Toda mi vida, mi sueño fue jugar en una cancha de fútbol profesional… y el año pasado lo pude cumplir.

Desde chico voy a un club llamado CISSAB; este club queda en Tristán Suárez y es donde conocí a la mayoría de los que hoy son mis amigos, y en donde juego al fútbol hasta el día de hoy. Desde chico lo representé en muchos partidos y muchas veces me llamaban de una categoría más grande porque les faltaba gente, y yo siempre estaba ahí.

El año pasado, jugando en Quinta Categoría, el técnico de Primera me había hecho debutar en el partido que me cambió la vida… el mismo técnico que había estado conmigo desde los siete años me hacía debutar en la Primera de CISSAB, y yo sólo tenía catorce años. Con él aprendí muchas cosas que tienen que ver con el fútbol, y no tanto… con él salimos campeones y siempre lo consideré como un padre futbolístico.
Cuando me enteré que la final del Torneo de Primera iba a ser en la Bombonera, ya estábamos jugando en la semifinal… y había que ganarlo, cueste lo que cueste. En un partido reñido, ganamos y llegamos a la final.

A la siguiente semana, llegó el partido tan esperado por nosotros… y perdimos.
Es cierto, salimos subcampeones, y no llegamos a coronarnos… pero la sensación de haber jugado treinta minutos en esa cancha, en la Bombonera, en donde todos sueñan jugar y solo pocos lo consiguen fue inolvidable. Yo entré con el partido 2 a 1 abajo… y no pude hacer demasiado para cambiar el resultado, pero los sentimientos y el momento vivido nunca lo voy a olvidar.

sábado, 29 de septiembre de 2007

VENGAN A VER...

Video de Diego Maradona, cantado por Marcelo Sanjurjo y relato de Alejandro Apo.
Letra y música: PABLO COLL.



Hecho por Lucho Lokeli.

martes, 25 de septiembre de 2007

Historias con la redonda II

Siguiendo con las historias, aca les dejamos una de Lucas Ravalli, de 5°A de la orientación Medios de Comunicación...

Torassa fue Maradona

¡Qué momento, qué alegría! Cuanto grito contenido, cuanto sufrimiento soportado y cuanto festejo acumulado. Muchos me decían no puedo creerlo todavía, me parece mentira que eliminamos al candidatos de muchos. Yo voy un poco mas atrás, aun me resulta increíble haber ganado aquel partido frente a Morón en tiempo de descuento, cuanto tiene que ver este presente con aquellos 5 minutos milagroso en Gerli. De despedirse de todo a soñar con todo.

Siempre fui optimista porque realmente notaba un grupo de jugadores que se habían sacado la mochila pesada llamada clasificación al reducido, que dejaban atrás la malaria de tantos partidos sin poder ganar y que ese grito de guerra en el vestuario tras ganarle a Central Córdoba era un juramento a dejar la vida en el próximo partido y no un simple canto de festejo. Claro que ni siquiera el más optimista podía pensar en una actuación tan sólida, tan firme como la que tuvo All Boys en Ezeiza. Solo este grupo de jugadores para los que debe haber el justo reconocimiento de entrega y valor en partidos claves y decisivos, mas haya de flojos partidos antes rivales supuestamente débiles.

Me interesa, en lo personal, destacar muchas cosas que note. La personalidad y los huevos de este equipo. Entendieron a la perfección la clase de partido que se disputaba, mientras los locales jugaron el partido como si fuera la 5ª Fecha del torneo, el equipo de Romero salió a la cancha a jugar una verdadera final. En actitud All Boys lo paso por arriba a Tristan Suarez. Observe en Albarracin (gran acierto del DT al ponerlo de 4) Fayart, Steffanato y Lazarte abanderados en la lucha, el sacrificio y el despliegue que tuvo All Boys en el campo. En Cambiasso a un arquero firme ganando todo de arriba dejando alguna duda por abajo sobre todo en gol pero siempre mostrando imagen ganadora. En Diego Martínez a un rendimiento altísimo que obliga a todos aquellos que lo cuestionaban, cambiar insultos por aplausos. En Solchaga a ese líder que quiere ascender, que el equipo tanto necesita, aun sin tener un buen partido la pidió siempre, corrió todas las pelotas y convirtió un gol sobre el final, Si el Pato mejora y recupera esa capacidad goleadora da para ilusionarnos seriamente.

¿Me olvido de alguien? Ah si, de Maradona. ¿Que decir del Diego no? Solamente contar que mirarlo otra vez me lleno de emoción como en aquellos momentos gloriosos de su carrera, creo haber sido un privilegiado, junto a los 3.000 hinchas de All Boys que estuvieron en Ezeiza de verlo jugar a Maradona nuevamente. ¿Que me decís?, ¿Que estaba en el palco?, ¿Estas seguro? Me parece que te confundís, yo lo ví en la cancha tenia llamativamente el numero 9 y no el 10 pero era Maradona, viejo. ¿No era el? Y sino era él, entonces, ¡¡Agustín Torassa jugo como Maradona!! Esta bendición futbolística que Dios nos mando desde el cielo como regalo inesperado, seguramente para justificar tanto sufrimiento en los últimos tiempos, fue una de las claves (¿o LA CLAVE?) para que All Boys clasificara a la semifinal del Torneo Reducido. Hizo todo gambeteo, asistió, corrió, aguanto, guapeo e hizo el golazo del partido. Por lo menos para mi al menos por un día, Torassa fue Maradona.

Mis historias con la redonda...

En este lugar, inaugurado así, exponemos las historias de fútbol de nuestros alumnos... todo el mundo tiene una historia con la redonda... esta es la de Michael Levi, alumno de 5°A de la orientación Medios de Comunicación.

La salvezza

Porque un sábado me puse la camiseta y salí de mi casa, era una tarde especial con un sol que arrasaba. Con Mauro, un amigo, nos dirigíamos a la cancha de Tigre, en Victoria, donde Atlanta disputaba un partido crucial: si perdíamos, nos íbamos a la categoría C por primera vez en nuestra historia. Con los nervios hasta el cuello, caminamos hacia la parada del colectivo 60.

Durante el largo camino hacia Victoria, estaba un poco preocupado, a pesar de los últimos buenos partidos que Atlanta había realizado gracias a la llegada del glorioso director técnico Salvador Pasini, ya que no podía llegar a creer que pasaría si descendiéramos. Ya cerca del estadio, le pregunté a un caballero atrás mío cuantas cuadras faltaban para la cancha de Tigre, él me preguntó a mi si iba a la tribuna local o visitante, y como yo tenía un buzo de Atlanta, me dijo algo que me salvó de una gran golpiza. “¡Yo soy del matador loco, yo soy de tigre, bajate en esta rápido que la próxima es la local, bajate ya que te van a matar!”. Rápidamente le agradecí y con mi amigo nos bajamos lo más rápido que pudimos... ya afuera del bondi, notamos que un pibe había bajado al igual que nosotros y nos dijo que él también era de Atlanta, y que se había salvado también, porque sino, seguía de largo hacia la parada de la tribuna local.

Caminando hacia la tribuna visitante, hinchas de Tigre salían por todos lados, y bueno, en Victoria no hay una persona que no sea de Tigre. Corriendo 5 o 6 cuadras con los pibes nos metimos en la calle Romeo, una calle que se dirige hacia la Avenida del Libertador, por donde ingresaba la hinchada visitante. Con la tranquilidad de que no nos pasó nada, ingresamos al estadio, y por supuesto que la gente no estaba muy contenta, un ambiente sumamente caliente nos rodeaba, y en el medio de la tribuna, un agujero vacío aguardando a la barra brava.

El partido comenzó y la hinchada llegó, las malas condiciones de la popular hacía que los tablones de madera se puedan sacar fácilmente, facilitando el derrumbe de la tribuna. Partido de idas y vueltas, la gente estaba cada vez más loca, pero el momento llegó y toda esa bronca guardada desde ya hacia unos meses se convirtió en un desahogo total. Gracias a un cabezazo de Lucas Ferreiro, jugador proveniente de las inferiores, muy querido en el club, Atlanta se salvaba provisoriamente de un descenso directo. Minutos que parecían horas se agotaron y el partido terminó. Atlanta se salvaba definitivamente de un descenso directo y encaraba un nuevo año con las esperanzas del sueño de todo hincha, el campeonato.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Más alla del Gen Argentino

En tiempos en que el chueco, ex-cara de la dictadura del 76, símbolo de Mercedez Benz, aquel al que se le cuestionó su entrada a Holanda en el 79, por esas cosas que algunos llaman derechos humanos.
Nos encontramos en el CREA (Sede Belgrano) debatiendo el final incomprensible de la elección de señor Juan Manuel Fangio. Los participantes votaron con un sufragio castigo a Maradona entendiendo al gen argentino por lo que deberíamos ser y no por lo que en realidad somos.
Otras de las preguntas que surgieron en esta mesa redonda "¿Quienes son los que realmente votan? ¿A qué clase perteneces? ¿Tiene internet en sus casas? ¿Qué hacen en su tiempo?¿Pergolini, por qué esa cara de sorpresa si para vos es Diego Alberto? Era de esperar que perdiera porque todo el mundo sabe que Quique Wolff es mufa..."
Para todos los Maradonianos vaya este sentido homenaje en tal vez la mejor canción que se haya escrito:




En una villa nació,
fue deseo de Dios,
crecer y sobrevivir
a la humilde expresión,
de enfrentar la adversidad
con afán de ganarse
a cada paso la vida.


En un potrero forjó
una zurda inmortal
con experiencia,
sedienta ambición de llegar


De cebollita,
soñaba jugar un mundial
y consagrarse en primera.
Tal vez jugando pudiera
a su familia ayudar.




A poco que debutó Marado! Marado!
La doce fue quien coreó
Marado! Marado! Su sueño tenía una estrella llena de gol y gambetas
y todo el pueblo cantó: Marado! Marado! Nació la mano de Dios Marado! Marado!
Sembró alegría en el pueblo Llenó de gloria este suelo.


Cargó una cruz en los hombros Por ser el mejor Por no venderse jamás al poder enfrentó Curiosa debilidad
si Jesús tropezó por que él no habría de hacerlo La fama le presentó A una blanca mujer de misterioso sabor
y de prohibido placer el deseo de sanar otra vez involucrando su vida Y es un partido que hoy día
El Diego esta por ganar A poco que debutó Marado! Marado! La doce fue quien coreó Marado! Marado!
Su sueño tenía una estrella Llena de gol y gambetas Y todo el pueblo cantó:
Marado! Marado! Nacia la mano de Dios Marado! Marado! Sembró alegría este pueblo
Lleno de gloria este suelo. Olé Olé Olé! Diego! Diego!

sábado, 15 de septiembre de 2007

El penal más largo en el mundo - Osvaldo Soriano

Increíble cuento de Osvaldo Soriano... disfrútenlo...



El penal más fantástico del que yo tenga noticia se tiró en 1958 en un lugar perdido del valle de Río Negro, en Argentina, un domingo por la tarde en un estadio vacío. Estrella Polar era un club de billares y mesas de baraja, un boliche de borrachos en una calle de tierra que terminaba en la orilla del río. Tenía un equipo de fútbol que participaba en el campeonato del valle porque los domingos no había otra cosa que hacer y el viento arrastraba la arena de las bardas y el polen de las chacras.

Los jugadores eran siempre los mismos, o los hermanos de los mismos. Cuando yo tenía quince años, ellos tendrían treinta y me parecían viejísimos. Díaz, el arquero, tenía casi cuarenta y el pelo.

El blanco que le caía sobre la frente de indio araucano. En el campeonato participaban dieciséis clubes y Estrella Polar siempre terminaba más abajo del décimo puesto. Creo que en 1957 se habían colocado en el decimotercer lugar y volvían a sus casas cantando, con la camiseta roja bien doblada en el bolso porque era la única que tenían. En 1958 empezaron ganándole a Escudo Chileno, otro club de miseria.

A nadie le llamo la atención eso. En cambio, un mes después, cuando habían ganado cuatro partidos seguidos y eran los punteros del torneo, en los doce pueblos del valle empezó a hablarse de ellos.

Las victorias habían sido por un gol, pero alcanzaban para que Deportivo Belgrano, el eterno campeón, el de Padini, Constante Gauna y Tata Cardiles, quedara relegado al segundo puesto, un punto más abajo. Se hablaba de Estrella Polar en la escuela, en el ómnibus, en la plaza, pero no imaginaba todavía que al terminar el otoño tuvieran 22 puntos contra 21 de los nuestros.

Las canchas se llenaban para verlos perder de una buena vez. Eran lentos como burros y pesados como roperos, pero marcaban hombre a hombre y gritaban como marranos cuando no tenían la pelota. El entrenador, un tipo de traje negro, bigotitos recortados, lunar en frente y pucho apagado entre los labios, corría junto a la línea de toque y los azuzaba con una vara de mimbre cuando pasaban a su lado. El público se divertía con eso y nosotros, que por ser menores jugábamos los sábados, no nos explicábamos como ganaban si eran tan malos.

Daban y recibían golpes con tanta lealtad y entusiasmo, que terminaban apoyándose unos sobre otros para salir de la cancha mientras la gente les aplaudía el 1 a 0 y les alcanzaba botellas de vino refrescadas en la tierra húmeda. Por las noches celebraban en el prostíbulo de Santa Ana y la gorda Leticia se quejaba de que se comieran los restos del pollo que ella guardaban en la heladera.
Eran la atracción y en el pueblo se les permitía todo. Los viejos les recogían de los bares cuando tomaban demasiado y se ponían pendencieros; los comerciantes les regalaban algún juguete o caramelos para los hijos y en el cine, las novias les consentían caricias por encima de las rodillas. Fuera de su pueblo nadie los tomaba en serio, ni siquiera cuando le ganaron a Atlético San Martín por 2 a1.

En medio de la euforia perdieron, como todo el mundo, en Barda del Medio y al terminar la primera rueda dejaron el primer puesto cuando Deportivo Belgrano los puso en su lugar con siete goles. Todos creímos, entonces, que la normalidad empezaba a restablecerse. Pero el domingo siguiente ganaron 1 a 0 y siguieron con su letanía de laboriosos, horribles triunfos y llegaron a la primavera con apenas un punto menos que el campeón.

El último enfrentamiento fue histórico por el penal. El estadio estaba repleto y los techos de las casas también. Todo el mundo esperaba que Deportivo Belgrano repitiera los siete goles de la primera rueda. El día era fresco y soleado y las manzanas empezaban a colorearse en los arboles.
Estrella Polar trajo más de quinientos hinchas que tomaron una tribuna por asalto y los bomberos tuvieron que sacar las mangueras para que se quedaran quietos.

El referí que pitó el penal era Herminio Silva, un epiléptico que vendía las rifas del club local y todo el mundo entendió que se estaba jugando el empleo cuando a los cuarenta minutos del segundo tiempo estaban uno a uno y todavía no había cobrado la pena por más que los de Deportivo Belgrano se tiraran de cabeza en el área de Estrella Polar y dieran volteretas y malabarismos para impresionarlo. Con el empate el local era campeón y Herminio Silva quería conservar el respeto por sí mismo y no daba penal porque no había infracción.

Pero a los 42 minutos, todos nos quedamos con la boca abierta cuando el puntero izquierdo de Estrella Polar clavó un tiro libre desde muy lejos y se pusieron arriba 2 a 1. Entonces sí, Herminio Silva pensó en su empleo y alargó el partido hasta que Padín entró en el área y ni bien se le acercó un defensor pitó. Ahí nomás dio un pitazo estridente, aparatoso y sancionó el penal. En ese tiempo el lugar de ejecución no estaba señalado con una mancha blanca y había que contar doce pasos de hombre. Herminio Silva no alcanzó siquiera a recoger la pelota porque el lateral derecho de Estrella Polar, el Colo Rivero, lo durmió de un cachetazo en la nariz. Hubo tanta pelea que se hizo de noche y no hubo manera de despejar la cancha ni de despertar a Herminio Silva. El comisario, con la linterna encendida, suspendió el partido y ordenó disparar al aire. Esa noche el comando militar dictó estado de emergencia, o algo así, y mandó a enganchar un tren para expulsar del pueblo a toda persona que no tuviera apariencia de vivir allí.

Según el tribunal de al Liga, que se reunió el martes, faltaban jugarse veinte segundos a partir de la ejecución del tiro penal y ese match aparte entre Constante Gauna, el shoteador y el gato Díaz al arco, tendría lugar el domingo siguiente, en el mismo estadio a puertas cerradas. De manera que el penal duro una semana y fue, si nadie me informa lo contrario, el más largo de toda la historia. El miércoles faltamos al colegio y nos fuimos al pueblovecino a curiosear. El club estaba cerrado y todos los hombres se habían reunido do en la cancha, entre las bardas. Formaban una larga fila para patearle penales al Gato Díaz y el entrenador de traje negro y lunar trataba de explicarles que esa era la mejor manera de probar al arquero.

Al final, todos tiraron su penal y el Gato atajó unos cuantos porque le pateaban con alpargatas y zapatos de calle. Un soldado bajito, callado, que estaba en la cola, le tiró un puntazo con el borseguí militar y casi arranca la red. Al caer la tarde volvieron al pueblo, abrieron el club y se pusieron a jugar a las cartas. Díaz se quedó toda la noche sin hablar, tirándose para atrás el pelo blanco y duro hasta que después de comer se puso un escarbadientes en la boca y dijo:

-Constante los tira a la derecha.
-Siempre -dijo el presidente del club.
-Pero él sabe que yo sé.
-Entonces estamos jodidos.
-Sí, pero yo sé que él sabe -dijo el Gato.
-Entonces tírate a la izquierda y listo -dijo uno de los que estaban en la mesa.
-No. El sabe que yo sé que él sabe -dijo el Gato Díaz y se levantó para ir a dormir.
-El Gato esta cada vez más raro -dijo el presidente el club cuando lo vio salir pensativo, caminando despacio.

El martes no fue a entrenar y el miércoles tampoco. El jueves, cuando lo encontraron caminando por las vías del tren estaba hablando solo y lo seguía un perro con el rabo cortado.

-¿Lo vas a atajar?- le preguntó, ansioso, el empleado de la bicicletería.

-No sé. ¿Qué me cambia eso?- preguntó.

-Que nos consagramos todos, Gato. Les tocamos el culo a esos maricones de Belgrano.

-Yo me voy consagrar cuando la rubia de Ferreyra me quiera querer -dijo y silbó al perro para volver a su casa.

El viernes, la rubia de Ferreyra esta atendiendo la mercería cuando el intendente del pueblo entró con un ramo de flores y una sonrisa ancha como una sandía abierta.
Esto te lo manda el Gato Díaz y hasta el lunes vos decís que es tu novio.


-Pobre tipo -dijo ella con una mueca y ni miro las flores que habían llegado de Neuquén por el ómnibus de las diez y media.

A la noche fueron juntos al cine. En el entreacto el Gato salió al hall a fumar y la rubia de los Ferreyra se quedó sola en la media luz, con la cartera sobre la falda, leyendo cien veces el programa sin levantar la vista.


El sábado a la tarde el Gato Díaz pidió prestadas dos bicicletas y fueron a pasear a las orillas del río. Al caer la tarde la quiso besar, pero ella dio vuelta la cara y dijo que el domingo a la noche, tal vez, después que atajara el penal, en el baile.

-¿Y yo cómo sé? -dijo él.

-¿Cómo sabés qué?

-Si me tengo que tirar para ese lado.

La rubia Ferreyra lo tomó de la mano y lo llevó hasta donde habían dejado las bicicletas.

-En esta vida nunca se sabe quién engaña a quién -dijo ella.

¿Y si no lo atajo? -preguntó él.

Entonces quiere decir que no me querés -respondió la rubia, y volvieron al pueblo.

El domingo del penal salieron del club veinte camiones cargados de gente, pero la policía los detuvo a la entrada del pueblo y tuvieron que quedarse a un costado de la ruta, esperando bajo el sol. En aquel tiempo y en aquel lugar no había emisoras de radio, ni forma de enterarse de lo que ocurría en una cancha cerrada, de manera que los de Estrella Polar establecieron una posta entre el estadio y la ruta.

El empleado del bicicletero subió a un techo desde donde se veía el arco del Gato Díaz y desde allí narraba lo que ocurría a otro muchacho que había quedado en la vereda que a su vez transmitía a otro que estaba a veinte metros y así hasta que cada detalle llegaba a donde esperaban los hinchas de Estrella Polar.

A las tres de la tarde, los dos equipos salieron a la cancha vestidos como si fueran a jugar un partido en serio. Herminio Silva tenía un uniforme negro, desteñido pero limpio y cuando todos estuvieron reunidos en el centro de la cancha fue derecho hasta donde estaba el Colo Rivero que le había dado el cachetazo el domingo anterior y lo expulsó de la cancha. Todavía no se había inventado la tarjeta roja, y Herminio señala la entrada del túnel con una mano temblorosa de la que colgaba el silbato.

Al fin, la policía sacó a empujones al Colo que quería quedarse a ver el penal. Entonces el arbitro fue hasta el arco con la pelota apretada contra una cadera, contó doce pasos y la puso en su lugar. El Gato Díaz se había peinado a la gomina y la cabeza le brillaba como una cacerola de aluminio.
Nosotros los veíamos desde el paredón que rodeaba la cancha, justo detrás del arco, y cuando se colocó sobre la raya de cal y empezó a frotarse las manos desnudas, empezamos a apostar hacía dónde tiraría Constante Gauna.

En la ruta habían cortado el tránsito y todo el Valle estaba pendiente de ese instante porque hacía diez años que el Deportivo Belgrano no perdía un campeonato. También la policía quería saber, así que dejaron que la cadena de relatores se organizara a lo largo de tres kilómetros y las noticias llegaban de boca en boca apenas espaciadas por los sobresaltos de la respiración.


Recién a las tres y media, cuando Herminio Silva consiguió que los dirigentes de los dos clubes, los entrenadores y las fuerzas vivas del pueblo abandonaran la cancha, Constante Gauna se acercó a acomodar la pelota. Era flaco y musculoso y tenía las cejas tan pobladas que parecían cortarle la cara en dos. Había tirado ese penal tantas veces -contó después- que volvería a patearlo a cada instante de su vida, dormido o despierto.

A las cuatro menos cuarto, Herminio Silva se puso a medio camino entre el arco y la pelota, se llevó el silbato a la boca y sopló con todas sus fuerzas. Estaba tan nervioso y el sol le había machacado tanto sobre la nuca, que cuando la pelota salió hacía el arco, el referí sintió que los ojos se reviraban y cayó de espalda echando espuma por la boca. Díaz dio un paso al frente y se tiró a su derecha. La pelota salió dando vueltas hacía el medio del arco y Constante Gauna adivinó enseguida que las piernas del Gato Díaz llegarían justo para desviarla hacia un costado. El gato pensó en el baile de la noche, en la gloria tardía y en que alguien corriera a tirar la pelota al córner porque había quedado picando en el área.

El petiso Mirabelli llegó primero que nadie y la sacó afuera, contra el asombrado, pero el arbitro Herminio Silva no podía verlo porque estaba en el suelo, revolcándose con su epilepsia. Cuando todo Estrella Polar se tiró sobre el Gato Díaz, el juez de línea corrió hacía Herminio Silva con la bandera parada y desde el paredón donde estábamos sentados oímos que gritaba “¡no vale, no vale!”.
La noticia corrió de boca en boca, jubilosa. La atajada del Gato y el desmayo del árbitro. Entonces en la ruta todos abrieron las botellas de vino y empezaron a festejar, aunque el “no vale” llegara balbuceado por los mensajeros como una mueca atónita.

Hasta que Herminio Silva no se puso de pie, desencajado por el ataque, no hubo respuesta definitiva. Lo primero que preguntó fue “qué pasó” y cuando se lo contaron sacudió la cabeza y dijo que había que patear de nuevo porque él no había estado allí y el reglamento decía que el partido no puede jugarse con un árbitro desmayado. Entonces el Gato Díaz apartó a los que querían pegarle al vendedor de rifas de Deportivo Belgrano y dijo que había que apurarse porque esa noche él tenía una cita y una promesa y fue otra vez bajo el arco.

Constante Gauna debía tenerse poca fe, porque le ofreció el tiro a Padini y recién después fue hacía la pelota mientras el juez de línea ayudaba a Herminio Silva a mantenerse parado. Afuera se escuchaban bocinazos de festejo y los jugadores de Estrella Polar empezaron a retirarse de la cancha rodeados por la policía.


El pelotazo salió hacía la izquierda y el Gato Díaz se fue para el mismo lado con una elegancia y una seguridad que nunca más volvió a tener.
Costante Gauna miró al cielo y después se echó a llorar. Nosotros saltamos del paredón y fuimos a mirar de cerca a Díaz, el viejo, el grandote, que miraba la pelota que tenía entre las manos como si hubiera sacado la sortija de la calesita.

Dos años más tarde, cuando él era una ruina y yo un joven insolente, me lo encontré otra vez, a doce pasos de distancia y lo vi inmenso, agazapado en punta de pie, con los dedos abiertos y largos. En una mano llevaba un anillo de matrimonio que no era de la rubia de los Ferreyra sino del hermano del Colo Rivero, que era tan india y tan vieja como él. Evité mirarlo a los ojos y le cambié la pierna; después tiré de zurda, abajo, sabiendo que no llegaría porque estaba un poco duro y le pesaba la gloria. Cuando fui a buscar la pelota dentro del arco, el Gato Díaz estaba levantándose como un perro apaleado.

-Bien, pibe -me dijo-. Algún día, cuando seas viejo, vas a andar contando por ahí que le hiciste un gol al Gato Díaz, pero para entonces ya nadie se va a acordar de mí.

Los 50 mejores DTs

El diario británico Times, pionero en esto de las encuestas a la orden del día, decidió buscar los 50 mejores DTs de la historia del fútbol.

Sí, hay argentinos en la lista:
22. Cesar Luis Menotti
30. Carlos Bilardo
47. Carlos Bianchi

Pero el elegido es Rinus Michel (foto), Holandés, campeón de Europa con el Ajax, de España con el Barcelona y ganador de la EuroCopa 88 con Holanda.

Aca les dejo el link, y me gustaría que discutamos en el encuentro (y también aquí) cual es la real necesidad de establecer estos Ranking...

Para ver el artículo completo, pinchar aquí (en Inglés)

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Noticias de ayer

Noticias de ayer, EXTRA EXTRA..............

Invitamos a todos aquellos amantes del deporte mas bello del mundo a participar del segundo encuentro de "Fútbol, Pasión e Identidad", a realizarse el Miércoles 19/09 a las 12:15 en el estudio de televisión de la especialidad Medios de Comunicación.

Recomendamos la lectura del cuento "Entre las cañas" y "Pichón de Cristo" del Negro Fontanarrosa.
Abrazos des Juan Pablo y Martín........
Corazón y pases cortos.

sábado, 8 de septiembre de 2007

La Promesa de Eduardo Sacheri

Narración oral de versión libre del cuento "La Promesa" de E. Sacheri por Carlos Cocciolo.

jueves, 6 de septiembre de 2007

El 8 era Moacyr

¿Cuántas veces una divisa nos abre las puertas? Otro cuento de Fontanarrosa, adaptado por los muchachos de canal 7...

Esta dividido en dos partes. Disfrutenlo.

Parte 1


Parte 2


Suarez... el cuatro era Suarez...

Libros que tenés que leer antes de jugar al fútbol

Sentados con el amigo Todaro, en la galería de Charlone 277 recordamos viejos partidos jugados en tinta y papel y decidimos hacer nuestro ranking con las mejores jugadas... que nadie se ofenda por no haber puesto un orden numérico.

  • No te vayas, campeón - Roberto Fontanarrosa
  • Futbol, dinámica de lo impensado - Dante Panzeri
  • Memorias del Ángel Gris - Alejandro Dolina
  • Esperandolo a Tito - Roberto Sacheri
  • Resaca de potrero - Daniel Roncolli
  • Futbol Argentino - Osvaldo Bayer
  • Futbol a sol y sombra - Eduardo Galeano
  • Sueños de Futbol - Jorge Valdano
  • Las anécdotas de fútbol (La viruta) - Eduardo Escando
  • Yo soy el Diego (de la gente) - Diego A. Maradona
  • Literatura de Futbol - Roberto Santoro
  • Cuentos de Futbol Argentino - Roberto Fontanarrosa (comp)
  • Deporte, violencia y política - Amilcar Romero
  • La era del Futbol - Juan José Sebrelli
  • Futbol: Pasión e Identidad - Martín Leguizamón (comp)
  • El terror y la Gloria - Gilbert-Vitagliano
  • El área 18 - Roberto Fontanarrosa
  • La Patria deportista - Ariel Scher

Pronto, en la biblioteca de su escuela...

ROBERTO FONTANARROSA, Viejo con árbol

Representación del cuento de Roberto Fontanarrosa, con Luis Brandoni y Claudio Gallardou, dirigida por Pablo Fischerman.

domingo, 26 de agosto de 2007

Homenaje II

Para quienes no lo conozcan, George Best (Belfast, 22 de mayo de 1946 – Londres, 25 de noviembre de 2005) fue uno de los mejores jugadores de la historia, nacido en Irlanda del Norte, muy recordado por su paso por el Manchester United FC, club donde jugó entre los años 1963 y 1974, así como también por su apodo "El Quinto Beatle".

Un sentido homenaje para otro genio...

Homenaje I

Decidimos comenzar con los homenajes... y, así, no podíamos sino iniciar con quien fuera un ídolo, que hizo que uno de nosotros, desde su niñez marplatense, soñara con un par de guantes y una camiseta verde...

Homenaje al Gran Ubaldo Matildo Fillol...

martes, 21 de agosto de 2007

Goles son Amores

Como no iba a empezar con este gol tan recordado por todos los hinchas de la Gloriosa Academia... el gol que puso por primera vez a un equipo argentino en el tope del fútbol mundial... y además, con un comentario del Bocha Maschio...

Gracias Cárdenas por ese golazo...

jueves, 16 de agosto de 2007

¿A qué hora jugamos?

Este es el primer capítulo del libro Fútbol, Pasión e Identidad, editado en mayo de 2002 por Proyecto Editorial, del CBC de la Universidad de Buenos Aires.

Este trabajo es un aporte ecléctico a la confusión futbolística contemporánea.







Encuentro

El día 15 de agosto, el primer encuentro de "Fútbol, Pasión e Identidad" se llevó a cabo en el Estudio de Televisión de la Escuela Técnica ORT N°2, coordinado por los Licenciados Martín Leguizamón y Juan Pablo Todaro.

Concurrieron los siguientes alumnos:
Federico Bal; Damián Casiró; Lucas Ravalli; Michael Levy; Martín Saleem; Diego Lewkowicz; Manuel Salomón; Jonathan Mulki; Sebastián Müller; Valentín Schwartman; Julio Hanna; Ian Feld; Ignacio Prieto.

Los temas tratados fueron:
Origen y Pasión; Estilo e Identidad; Política y Sociedad; Postales urbanas; Colegio y Ciudad; Medios de Comunicación y Empresa; Folklore y Literatura; Violencia.

La actividad fue filmada y está en proceso de edición... en cuanto esté disponible, podrán verla en este Blog.