lunes, 8 de octubre de 2007

Historias con la Redonda IV

Otra historia más. Esta vez, nos la regala Marco Romano, de 4º año Gestión-TIC.

La pelota me eligió a mí.

Estaba de vacaciones en Mar del Plata. Era el año 2000, y a mi papá se le ocurrió que fuéramos a ver el partido que jugaban River y Boca en el Estadio José María Minella. Aunque yo era bastante chico, recuerdo con claridad lo que pasó esa noche…

Era la mitad del partido. Hasta ese entonces, me había parecido un embole: iba 0 a 0, no se presentaban ocasiones de gol, y yo hubiera preferido estar en otro lado. De repente, no se muy bien cómo, pero así lo recuerdo, Pablo Aimar le pegó bruscamente a la pelota, de forma desastrosa, que la mandó por encima del alambrado… pero la pelota no se detenía.

Me acuerdo como si fuera hoy que, finalmente, la pelota le pegó a una nena que estaba delante de mí, y, después de rebotar, terminó en mis manos.

Yo no lo podía creer: esta pelota, que Pablito Aimar había pateado, estaba ahora en mis manos. Sentí que el estadio había quedado congelado por unos instantes, mirando que es lo que yo hacía con ese balón que me cayó en las manos.

Recuerdo que un viejo me gritó: “¡Quedatela, pibe!”… pero yo la devolví. Y siguió el partido. No importa como termino. Lo importante es que la pelota me eligió a mí.

No hay comentarios: