martes, 25 de septiembre de 2007

Mis historias con la redonda...

En este lugar, inaugurado así, exponemos las historias de fútbol de nuestros alumnos... todo el mundo tiene una historia con la redonda... esta es la de Michael Levi, alumno de 5°A de la orientación Medios de Comunicación.

La salvezza

Porque un sábado me puse la camiseta y salí de mi casa, era una tarde especial con un sol que arrasaba. Con Mauro, un amigo, nos dirigíamos a la cancha de Tigre, en Victoria, donde Atlanta disputaba un partido crucial: si perdíamos, nos íbamos a la categoría C por primera vez en nuestra historia. Con los nervios hasta el cuello, caminamos hacia la parada del colectivo 60.

Durante el largo camino hacia Victoria, estaba un poco preocupado, a pesar de los últimos buenos partidos que Atlanta había realizado gracias a la llegada del glorioso director técnico Salvador Pasini, ya que no podía llegar a creer que pasaría si descendiéramos. Ya cerca del estadio, le pregunté a un caballero atrás mío cuantas cuadras faltaban para la cancha de Tigre, él me preguntó a mi si iba a la tribuna local o visitante, y como yo tenía un buzo de Atlanta, me dijo algo que me salvó de una gran golpiza. “¡Yo soy del matador loco, yo soy de tigre, bajate en esta rápido que la próxima es la local, bajate ya que te van a matar!”. Rápidamente le agradecí y con mi amigo nos bajamos lo más rápido que pudimos... ya afuera del bondi, notamos que un pibe había bajado al igual que nosotros y nos dijo que él también era de Atlanta, y que se había salvado también, porque sino, seguía de largo hacia la parada de la tribuna local.

Caminando hacia la tribuna visitante, hinchas de Tigre salían por todos lados, y bueno, en Victoria no hay una persona que no sea de Tigre. Corriendo 5 o 6 cuadras con los pibes nos metimos en la calle Romeo, una calle que se dirige hacia la Avenida del Libertador, por donde ingresaba la hinchada visitante. Con la tranquilidad de que no nos pasó nada, ingresamos al estadio, y por supuesto que la gente no estaba muy contenta, un ambiente sumamente caliente nos rodeaba, y en el medio de la tribuna, un agujero vacío aguardando a la barra brava.

El partido comenzó y la hinchada llegó, las malas condiciones de la popular hacía que los tablones de madera se puedan sacar fácilmente, facilitando el derrumbe de la tribuna. Partido de idas y vueltas, la gente estaba cada vez más loca, pero el momento llegó y toda esa bronca guardada desde ya hacia unos meses se convirtió en un desahogo total. Gracias a un cabezazo de Lucas Ferreiro, jugador proveniente de las inferiores, muy querido en el club, Atlanta se salvaba provisoriamente de un descenso directo. Minutos que parecían horas se agotaron y el partido terminó. Atlanta se salvaba definitivamente de un descenso directo y encaraba un nuevo año con las esperanzas del sueño de todo hincha, el campeonato.

1 comentario:

lucho dijo...

muy buena la historia