jueves, 11 de septiembre de 2008

Historias con la Redonda VI

Otra historia, ahora escrita por Ariel Schargorodsky, de 6to Medios C.


Desde chiquito mi papá me enseño a jugar a la pelota, el lo llamaba el esférico debido a su ascendencia española. Mi primer paso en esto del futbol fue cuando mi viejo me llevó a la cancha de River, más bien conocido como el Monumental. Ahí encontré un sentido a mi vida. A los 5 años mi viejo me lleva a la escuela de futbol de Deportivo Morón. Ahí aprendí a mover la pelota y a sacarle magia al balón. Si hay algo que te enseña el futbol es el juego en equipo, el no egoísmo.

Soy fanático de River, no puedo ir muy seguido a la cancha por un tema de tiempos y por lo económico. Mi ídolo: el Enzo (lástima que es uruguayo)

No hay que aclarar que Maradona es un Dios a pesar de su pobre y trágica vida (creada por él lamentablemente)

A eso de los 12 ya fui a probarme en las inferiores de Vélez Sarsfield por Liniers. Ahí quedé y empecé a entender que para lo que realmente servía era aquello. Todos los días nos juntábamos con un grupo de amigos de ahí en el Carrefour ubicado enfrente a la cancha (no del polideportivo, ubicado a 5 cuadras del estadio) en un Kiosco en el interior del Hipermercado. El kiosquero llamado Ricardo, apodado Ricky por todos nosotros me convenció de dejar el futbol. La verdad me abrió la cabeza, ya que me dijo que no muchos llegan a ser grandes.

Era chiquito, me convenció como a cualquier chico que le ofrecen un dulce y hacen cualquier pelotudez por este.

Me recomendó un secundario, ORT lo llamaban, me le cagué de risa en la cara, pensé que me jodía; ese nombre no puede ser un secundario prestigioso.

Lo fui a ver, quedaba en Almagro, barrio muy lejano al mío (Morón). Obviamente como a todos los primerizos me deslumbro su belleza.

Acá estoy, ahora me cambié de sede, en el barrio de Núñez. No me arrepiento, aunque a veces cuando agarró la pelota me agarra la melancolía.

Quiero ser periodista deportivo, pero de última me prendo en cualquiera.

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